viernes, 28 de marzo de 2014

La segunda expansión islámica y su choque con el mundo cristiano: de la toma de Constantinopla al sitio de Viena

Los turcos fueron una tribu nómada que venía de Turquistán y se estableció en Asia Menor. Allí la tribu creció y su caudillo Otman (de este nombre se derivó el gentilicio con el que fueron conocidos después: otomanos) empezó la expansión de su territorio. Ellos profesaban la religión islámica. Durante Las Cruzadas los turcos y los reinos cristianos se enfrentaron constantemente por el dominio de las rutas hacia Oriente, pero en 1453 el Imperio Otomano consiguió la victoria final, cuando se apoderó de Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino. Este hecho hizo que las rutas comerciales fueran cerradas y que gran parte de la población bizantina saliera de sus regiones para escapar de los turcos. Quienes llegaron a Europa llevaron consigo el legado de la cultura griega y romana. Esto propició que, años más tarde, se revaloraran los adelantos científicos y artísticos de ambas civilizaciones. Este acontecimiento fue el antecedente de la época que conocemos como Renacimiento.
Los turcos se apoderaron del mar Egeo y ocuparon Hungría; desde este lugar se prepararon para atacar Europa central. En 1529, el sultán Solimán El Magnífico llevó a los ejércitos turcos a sitiar la ciudad de Viena, sin embargo, el clima frío los hizo retroceder. En el Mediterráneo, el Imperio Otomano se apoderó de Chipre, desde donde empezó a atacar a los barcos de los reinos europeos y les causó graves pérdidas económicas.

Cansados de esta situación, en 1571, los reinos papales, Venecia y España, com- binaron sus flotas para acabar definitivamente con el dominio turco en el Medi- terráneo. Al mando de Juan de Austria, vencieron al sultán Selim II en la batalla de Lepanto, con esta victoria, los reinos cristianos lograron detener el avance turco en Europa y, aunque los otomanos continuaron con sus guerras de con- quista, ya no pudieron conservar su poderío naval en el Mediterráneo. 

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